RESET MUNDIAL MAGAZINE

-->

El problema de la natalidad en España y la inmigración como solución para las pensiones

España enfrenta un grave problema demográfico: cada vez nacen menos niños y la población envejece rápidamente. Este fenómeno tiene consecuencias directas sobre el sistema de pensiones y el futuro del Estado del bienestar.





¿Por qué nacen tan pocos niños en España?

Las cifras muestran una caída constante de la natalidad. En febrero de 2025, solo nacieron 24.136 niños, un 2,83% menos que el año anterior. En la última década, los nacimientos han bajado un 23%.

La tasa de fertilidad es de aproximadamente 1,12 hijos por mujer, una de las más bajas del mundo, muy lejos del 2,1 necesario para asegurar el reemplazo generacional.

Las razones principales son:

  • Se tienen hijos cada vez más tarde (en la treintena), lo que dificulta tener más de uno.

  • El coste de criar un hijo es alto (unos 670 euros al mes), y las ayudas públicas son escasas.

  • La precariedad laboral y la falta de estabilidad dificultan que las familias se animen a tener descendencia.

  • El sistema fiscal no favorece a las familias numerosas y, en muchos casos, penaliza a quienes tienen hijos.

¿Qué consecuencias tiene esta baja natalidad?

Si nacen menos niños, habrá menos personas en edad de trabajar en el futuro.

El sistema de pensiones depende de que haya suficientes trabajadores cotizando para pagar a los jubilados. Si la población activa disminuye y los jubilados aumentan, el sistema se vuelve insostenible.

El gasto en pensiones ya representa el 13,1% del PIB y seguirá creciendo, lo que pone en peligro la capacidad del Estado para mantener las pensiones actuales.

La inmigración como “solución”

Ante la falta de nacimientos, el Gobierno apuesta por la inmigración para mantener la población y, sobre todo, la base de cotizantes a la Seguridad Social.

En 2025, España ha recibido un importante flujo migratorio, tanto legal como ilegal, y ya es la principal vía de entrada de inmigrantes en Europa.

Actualmente, el 13,69% de los trabajadores afiliados a la Seguridad Social son extranjeros, y más del 41% del empleo creado en el último año ha sido ocupado por inmigrantes.

Según proyecciones, para mantener el equilibrio entre trabajadores y pensionistas, España necesitará hasta 24 millones de trabajadores migrantes hasta 2053.

La inmigración ayuda a retrasar el problema, pero no lo soluciona definitivamente, ya que los inmigrantes también acabarán jubilándose y necesitarán pensión.

¿Cuáles son los riesgos y limitaciones de esta estrategia?

La entrada masiva de inmigrantes puede aliviar temporalmente la presión sobre las pensiones, pero no resuelve el problema de fondo: la falta de relevo generacional.

El aumento de la inmigración puede generar tensiones sociales y dificultades de integración si no se gestiona adecuadamente.

Si no se toman medidas para fomentar la natalidad (mejores ayudas, conciliación laboral, vivienda asequible), España podría entrar en una “espiral demográfica” de difícil retorno, con una población cada vez más envejecida y dependiente.

Conclusión

España necesita urgentemente políticas que favorezcan la natalidad y mejoren las condiciones para tener hijos. La inmigración puede ayudar a sostener las pensiones en el corto y medio plazo, pero no es una solución definitiva. Sin un cambio de rumbo, el futuro del sistema de pensiones y del bienestar social estará en riesgo.